viernes, 1 de junio de 2007

Prólogo.

Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón. Fue aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos. ¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, en que el águila de Monterrey y de Chapultepec, el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos de América? Y la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispanoamericana, me quitaron las fuerzas mermadas por dolores injustos. Me echó el médico al monte: corrían arroyos y se cerraban las nubes: escribí versos. A veces ruge el mar, y reviente la ola, en la noche negra, contra las rocas del castillo ensangrentado: a veces susurra la abeja, merodeando entre las flores.
¿Por qué se publica esta sencillez, escrita como jugando, y no mis encrespados Versos Libres, mis endecasílabos hirsutos, nacidos de grandes miedos, o de grandes esperanzas, o de indómito amor a la libertad, o de amor doloroso a la hermosura, como riachuelo de oro natural, que va entre arena y aguas turbias y raíces, o como hierro caldeado, que silba y chispea, o como surtidores candentes? ¿Y mis Versos Cubanos?, tan llenos de enojo, que están mejor donde se les ve? ¿Y tanto pecado mío escondido y tanta prueba ingenua y rebelde de literatura¿ ¿Ni a qué exhibir ahora, con ocasión de estas flores silvestres, un curso de mi poética, y decir por qué repito un consonante de propósito, o los gradúo y agrupo de modo que vayan por la vida y el oído al sentimiento, o salto por ellos, cuando no pide rimas ni soporta repujos la idea tumultuosa? Se imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos. Y porque amo la sencillez, y creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y simples.

Prisión y Destierro

A raíz del encarcelamiento de su maestro y guía Mendive, a causa de los sucesos del teatro Villanueva entre un grupo de partidarios de la independencia y los más recalcitrantes elementos de un cuerpo paramilitar llamados «Los Voluntarios», se producen varios registros en las viviendas de muchos criollos intelectuales, entre ellos la casa de Fermín Valdéz Domínguez, su amigo, lugar donde se encuentra una carta firmada por Martí y dirigida al condiscípulo Carlos de Castro y de Castro, en la cual lo trata de traidor por no apoyar la causa criolla y haberse alistado en el ejército español. Juzgado en consejo de guerra, Martí, quien además en dicho juicio asume toda la responsabilidad, fue condenado a 6 años de cárcel y Fermín Valdéz a seis meses.
El 4 de abril de 1870 fue llevado a las canteras de San Lázaro, junto a otros presos, a realizar trabajos forzados. Allí conoció las injusticias de la prisión y la rudeza con que las autoridades españolas trataban a los condenados. Quebrantada su salud, su padre hace varias gestiones hasta que logra que le conmuten la pena por el destierro a España. Así el 15 de enero de 1871 parte rumbo a Cádiz, poco después se establece en Madrid y en ese mismo año publica El presidio político en Cuba su primera obra en prosa y en la que denuncia las atrocidades del gobierno colonial español en la Isla, y en particular muestra horrorizado las atrocidades que se cometieron con otro de los prisioneros:Pedro Figeredo, un niño que era sometido a trabajos forzados estando enfermo. También comienza sus estudios de Derecho en la Universidad Central e inicia al mismo tiempo una incipiente pero rápida actividad política en la metrópolis que lo lleva a sostener polémicas con el periódico madrileño La Prensa, y donde condena el fusilamiento de los 8 estudiantes de medicina en La Habana, acaecido en 1871, injustamente acusados de haber profanado la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón. Es valido señalar sobre este hecho que estos estudiantes de medicina fueron condenados realmente por estar vinculados a actividades de derecha y por la rabia que causaba al ejercito español los triunfos militares que estaban ocurriendo en Oriente; pués ya había comenzado la llamada Guerra de los diez años o Guerra Grande. Ésta fue una época de violentas represiones contra la población civil cubana.
Después de operado por las lesiones producidas por los grilletes de la cárcel por las cuales seguira sufriendo el resto de su vida se traslada a Zaragoza. Allí, en 1874 termina su drama Adúltera, se gradúa de licenciado en derecho civil y canónico y pocos meses después de licenciado en filosofía y letras. A fines de 1874 viaja a varias ciudades europeas, entre ellas París, dónde conoce a Víctor Hugo, Augusto Bacquerie y más tarde, en un segundo viaje, a la actriz Sarah Bernhardt.
Poco después viaja a México, al que llega desembarcando por Veracruz. Allí experimentó dos años trascendentales en su vida, ya que aprendió a conocer la América profunda, la américa indígena y su pasado de grandeza. En ese mismo país conoce y contrae matrimonio, en 1877, con Carmen Zayas-Bazán, una Camagüeyana proveniente de una familia acomodada exiliada en México.
Esta época va a ser muy intensa para la vida de José Martí, viaja a Guatemala donde fue nombrado catedrático de literatura y de historia de la filosofía en la escuela normal central de ciudad de Guatemala, colabora en varias publicaciones como la revista «Universidad» y es nombrado vicepresidente de la sociedad literaria Patria y Libertad. En esos tiempos sostiene un idilio amoroso con María García Granados hija del expresidente de guatemalteco Miguel García Granados y a la que inmortalizaría en su poema, La niña de Guatemala que forma parte de versos sencillos.
El 31 de agosto de 1878 regresa a La Habana y allí comienza a trabajar en los bufetes de abogado de Nicolás Azcárate y Miguel Viondi. El 22 de noviembre nace su hijo José Francisco a quien todos conocerían después como "el Ismaelillo", por la obra que le dedicó, del mismo nombre. El 21 de abril de 1879, por sus discursos en el Liceo de Guanabacoa, fue detenido y acusado de conspirador, motivo por el cual es deportado nuevamente hacia España el 25 de septiembre de ese mismo año.

Infancia y Juventud

Sus padres fueron Don Mariano Martí y Navarro, procedente de Valencia, y Doña Leonor Pérez Cabrera, original de Santa Cruz de Tenerife, islas Canarias. Fue al colegio de San Anacleto, dirigido por Rafael Sixto Casado y más tarde al colegio de San Pablo, dirigido por Rafael María de Mendive, quien se convertiría en un segundo padre para él.
Con sus padres viaja a España en 1857 y regresa a Cuba en junio de 1859. Su padre desempeñó varios cargos en el ejército: primero fue celador y más tarde ocupó el puesto de capitán, juez pedáneo de La Habana al sur de la actual provincia de Matanzas, desde abril de 1862 a enero de 1863.
Durante este tiempo, su padre lo lleva con él y lo tiene a su lado. Gracias a gestiones de su maestro y educador María de Mendive, en agosto de 1866 ingresa en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. El 19 de enero de 1869, ya comenzada la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878) en los campos cubanos, publica junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez sus primeros articulos políticos en El Diablo Cojuelo, periódico que pertenecía a este último. El 23 de enero de ese mismo año editó un único número de su periódico La Patria Libre, donde hace público su drama en verso, Abdala.